Haber establecido en algunas religiones la obligada abstinencia sexual relativa de permanente forma definitiva en sus ministros ó sacerdotes, sin duda que fue y sigue siendo un grave error y definitiva equivocación contra-natural, con cuya imposición se afecta no solo la mejor actitud y estabilidad permanente y futura de los sujetos, sino también para la sociedad, a la que primero con su mejor intención pretenden servir, porque se ignora que por tal imposición pueden sufrir una distorsión orgánica y mental para constituirse en inadvertido muy posible riesgo latente que los empuja hasta a cometer peores reprobables actitudes en ese concepto, como y tal hecho es actualmente de muy frecuente forma constatado, pero no porque antes no haya ocurrido, sino porque la sociedad ha llegado a un nivel de democracia, confianza y valor que han hecho posible la eliminación de inmunidad en todos esos casos, que antes por lo mismo quedaban impunes, pero que por eso ahora la sociedad tiene valor de denunciarlos.
Y es que la verdad, resulta incomprensible, cómo es que fue y todavía es posible que los supuestos más sabios é inteligentes religiosos conductores públicos, sobretodo católicos hayan adoptado esa nada natural prohibición, sin tomar en consideración que el organismo de cualquier ser viviente debe tener dicha natural necesidad para con ella no solo satisfacer las de emocional equilibrio, sino también de la existencia microbio-celular que contenida en el interior conforma un mundo, que incluso posee diferente género para también realizar sus respectivas tareas y necesidades relativas de muy semejante forma que los humanos; Y por cuya razón es que entonces se justifica que empujados por ello tener que hacerlo se hace necesariamente obligado y hasta indispensable, puesto que por además dejar saber el también ignorado concepto de que los seres de género masculino producimos más bien población microbiana del mismo género y las de femenino del propio, fácil es entonces comprender que por la continua necesidad de continua relación de tales, hacen que la de género opuesto ó ajeno al nuestro se desgaste y se haga patente un desequilibrio interno, para así si no se adquiere la necesaria para devolver y conservar el numérico inter/equilibrio, afectar nuestra más eficiente efectividad habitual, tanto consciente ó mental, como orgánica y práctica de muy difícil control en la apariencia relativa de normal comportamiento con la sociedad.
Y cuya mal concebida equivocación impuesta ya debería ser seriamente en base a esto cuidadosamente analizada, para considerar su eliminación y liberar de esto a los religiosos ministros (sobretodo católicos) y permitir que tengan el derecho de también contraer nupcias para formar un legal matrimonio y hogar, para con ello no solo estar de mejor forma integralmente equilibrados, sin ya tener que sufrir la dolorosa presión de reprender tal necesidad y hacerlo de ilícita, pecaminosa ó hasta degenerada forma; sino para que también así ejemplarmente demuestren la mejor forma de construcción y conservación matrimonial a la común sociedad que religiosamente subordinan.
Saludios.
NEWJJESUS.
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